Los días 20, 21 y 22 de octubre, los talleristas del programa “Huellas de Lectura y Escrituras en Salta” realizaron talleres de lectura y escritura en la escuela Nº 5174 “Dr. Julio Ignacio Mera Figueroa”. El objetivo de estos talleres fue acercar la lectura de textos literarios a los estudiantes y movilizar los libros que se entregaron a la biblioteca de la institución.
La escuela, inaugurada recientemente, cuenta únicamente con 1º y 2º año de CBT (Ciclo Básico Técnico), repartidos en seis divisiones en el turno mañana, y cinco divisiones en el turno tarde. Cada una recibió un total de tres talleres diferentes. Durante los tres días se intervino en el primer módulo de clases y los talleristas fueron rotando de curso, de tal manera de poder desarrollar diferentes propuestas de trabajo en cada división.
Cada aula, cada grupo de alumnos se apropiaba del taller y le imprimía su sello personal. Aún cuando un mismo taller se había desarrollado en las tres divisiones de cada año, nunca resultaba igual, las lecturas de los textos literarios no siempre eran las mismas porque se desprendían diferentes interpretaciones en cada grupo de estudiantes. Algunos se animaban a comentar lo que su imaginación les dictaba, otros se expresaban por medio del silencio.
Pero, más allá de las diferencias que presentaban los estudiantes, siempre a la hora de la lectura de los textos literarios reinaba un absoluto silencio. Había algo que compartían: el deseo por la lectura.
La escuela, inaugurada recientemente, cuenta únicamente con 1º y 2º año de CBT (Ciclo Básico Técnico), repartidos en seis divisiones en el turno mañana, y cinco divisiones en el turno tarde. Cada una recibió un total de tres talleres diferentes. Durante los tres días se intervino en el primer módulo de clases y los talleristas fueron rotando de curso, de tal manera de poder desarrollar diferentes propuestas de trabajo en cada división.
Cada aula, cada grupo de alumnos se apropiaba del taller y le imprimía su sello personal. Aún cuando un mismo taller se había desarrollado en las tres divisiones de cada año, nunca resultaba igual, las lecturas de los textos literarios no siempre eran las mismas porque se desprendían diferentes interpretaciones en cada grupo de estudiantes. Algunos se animaban a comentar lo que su imaginación les dictaba, otros se expresaban por medio del silencio.
Pero, más allá de las diferencias que presentaban los estudiantes, siempre a la hora de la lectura de los textos literarios reinaba un absoluto silencio. Había algo que compartían: el deseo por la lectura.
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